Quiero ser piloto

Víctor Daroqui, piloto de la flota de largo radio.

“Desde pequeño siempre tuve la rama médica en los planes futuros, primero quería ser farmacéutico como mi padre y luego dentista, idea que mantuve durante muchos años, aunque cada vez que veía sangre era mejor mirar a otro lado. 

En el verano del 98 mis padres me mandaron a Irlanda a aprender inglés. Recuerdo perfectamente que estaba haciendo los deberes en casa junto con el padre de la familia, un ingeniero de Aer Lingus. Aquellos deberes consistían en hacer una redacción acerca de lo que querías ser de mayor. Yo lo tenía claro, dentista. 

Sin embargo, todo cambió en el verano del 2000, cuando tenía 14 años. De nuevo  mis padres me mandaron al extranjero a aprender inglés, esta vez a Inglaterra. Fue la tercera y última vez que lo hicieron, pero esta ocasión fue realmente especial. 

Fui al curso de inglés con dos compañeros de colegio; uno de ellos llevaba todo el año diciendo que quería ser piloto; e intentaba convencerme también a mí. Tengo que reconocer que ya por aquel entonces la idea me rondaba fuertemente por la cabeza. 

Recuerdo despegar de Valencia y llegar a Londres sin haber quitado ojo a la ventanilla del avión, intentando identificar en cada momento qué sobrevolábamos.

El día del regreso, cuando estábamos embarcando por el finger, vi al comandante del Iberia Londres-Valencia en la puerta recibiendo al pasaje. Saludó a Irene, una amiga que iba conmigo, y ella le dijo: ¡Hola, mi amigo quiere ser piloto! Y me invitó a ver la cabina; aluciné.

Desde el momento en que que bajé del avión no tuve duda de lo que quería hacer en mi vida. Así se lo dije a mis padres, que me esperaban en el aeropuerto, y así lo hice cuatro años después. 

Gracias al gesto de aquel comandante me hice piloto y, a día de hoy, formo parte de la plantilla de Iberia.

Curiosamente, 17 años después, dicho comandante y yo nos hemos cruzado medio mundo juntos a los mandos de un vuelo entre Madrid-Shanghai. ¡Quién nos lo iba a decir!”