04 de agosto de 2019

María Blanco, que trabaja en el área corporativa de Iberia, nos recomienda viajar a Islandia, un tesoro de la naturaleza

Islandia. María Blanco

María Blanco trabaja en el área corporativa de Iberia. Ha aprovechado los vuelos que Iberia Express ofrece a Islandia en verano para visitar este destino que se ha puesto de moda en la última década. En un espacio relativamente pequeño, alberga auténticos de tesoros de la naturaleza. El verano es el mejor momento para visitarlo, porque los días son muy largos (casi no oscurece) y el clima más agradable. Aun así, llueve bastante y hay que llevarse un buen impermeable o capa, botas y ropa de abrigo. ¿Quieres más recomendaciones? María nos las cuenta a continuación. 

Un paseo: Una ruta inolvidable es la Fimmvörðuháls, que se completa en unas 10 horas. Son unos 24 kilómetros desde Skógar hasta Thórsmörk, con el aliciente de pasar por las dos montañas más jóvenes del planeta, que surgieron en 2010, con la erupción del famoso volcán-glaciar Eyjafjallajökull, recordado por haber paralizado el tráfico aéreo. Hay que madrugar bastante para llegar a Thórsmörk a coger el autobús que te lleva de nuevo a la carretera principal. 

Las mejores vistas: En Reikiavic, desde lo más alto de la iglesia de Hallgrímskirkja, se tienen excelentes vistas de toda la ciudad.  

Magníficas vistas también las que hay en el mirador sobre el glaciar Skaftafell, en Parque Nacional Vatnajökull. Desde ese mirador se ve el glaciar en toda su inmensidad, los bloques de hielo que se desprenden sobre un lago y las planicies de lava y ceniza. También se escucha el estruendo que provoca el hielo al romper en el campo de hielo del Vatnäjkokull, el glaciar más grande de Europa, y del que nace el Skaftafell. 
Un museo: Islandia es un museo al aire libre. En un espacio pequeño se puede disfrutar de la naturaleza en estado puro: glaciares, volcanes, ríos de lava, fumarolas, centenares de cascadas, algunas de ellas inmensas, fiordos, kilométricos, cuevas basálticas, playas de ceniza, icebergs, montañas de colores… 

Delicatessen: No hay mucha variedad. La mayoría de los turistas compran en los supermercados y preparan la comida en las caravanas, cabañas, casas compartidas, albergues o donde se alojen. Hay ricas sopas de pescado. Es muy popular la sopa de cordero. Y famoso, aunque difícil de encontrar, el tiburón fermentado, que dicen que huele a rayos.

Compras: Las compras no son un fuerte de Islandia. Aun así, en Reikiavic se puede recorrer la calle comercial Laugavegur, donde se encuentran numerosas tiendas de recuerdos, alguna de diseño y varios restaurantes. 

Si vas con familia: Islandia es un país ideal para ir con niños y mostrarles un mundo que solo han visto en películas. Un mundo de fuego y agua. Van a tener la oportunidad de caminar por glaciales, ver colonias de frailecillos (la mejor en Borgarfjörður Eystri, un fiordo en el Este del país), ballenas, adentrarse en cuevas de lava, bañarse en lagos y ríos de aguas termales,  ver los efectos de las erupciones volcánicas, más o menos recientes, y muchísimo más.


No te puedes perder: La laguna de Jökulsárlón donde flotan icebergs que se han desprendido del glaciar y que descienden pausadamente hacia el mar. Curiosamente, el mar los devuelve en pedazos más pequeños a una playa que, por esa razón, la han llamado Playa de los Diamantes.