Miguel Ángel Navarro es TCP (tripulante de cabina de pasajeros) de Iberia. Lleva volando desde hace ya 18 años. Es además licenciado en filología clásica. ¿Su destino preferido? Lo tiene claro: Grecia. Y si puede elegir, mejor en invierno, para poder disfrutar de las maravillas del país sin las aglomeraciones veraniegas.
Las mejores vistas. El monte Licabeto (o Likavittós, en su transcripción griega) es un promontorio en la ciudad de Atenas desde donde se puede disfrutar de unas fantásticas vistas panorámicas de Atenas y la Acrópolis. En días claros la vista puede alcanzar hasta el puerto de El Pireo, las islas Salamina y Egina, y el golfo Sarónico. Se puede acceder a su mirador caminando o en funicular y la cima nos ofrece, además, un restaurante, una pequeña iglesia dedicada a San Jorge y un teatro donde se celebran espectáculos musicales y teatrales. Es un lugar ideal para hacerse una idea de la grandeza de Atenas.
Un museo. Grecia entera es un museo, pero quizás uno de sus museos cubiertos más impactantes es el Museo de las Tumbas Reales de Vergina, localidad a poco menos de una hora desde Salónica, al norte de Grecia. Se trata de la tumba de Filipo de Macedonia (padre de Alejandro Magno), que fue descubierta intacta en 1977 y que exhibe increíbles objetos personales del rey de Macedonia como su
coraza, sus joyas, sus armas y otras piezas de su ajuar funerario. Si prefieres los espacios al aire libre, no te pierdas los recintos arqueológicos de Delfos, ubicado en la región de la Fócide, Olympia, Mesenia o Epidauro, en el Peloponeso.
De compras. El barrio de Plaka, en Atenas, también conocido como “Mercado de las pulgas”, es el lugar ideal para perderse entre tiendas. Sus cimientos se apoyan sobre las ruinas de la Atenas clásica, y entre sus comercios, inmersos en una bulliciosa atmósfera de colores y de aromas, podemos encontrar souvenirs, antigüedades, joyas, ropa, obras de arte, y casi de todo lo imaginable. Este lugar, cuyo epicentro es la Plaza Monastiraki, es un sitio perfecto para tomarle el pulso a la Grecia moderna con los pies en la Grecia antigua.
Delicatessen. Las mezédes son las tapas griegas. No debes perderte el tzatziki, una salsa de yogurt con ajo y pepino que se toma sola o como acompañamiento de carnes, la taramosalata o ensalada de huevas de pescado, la melitsanosalata, que es una deliciosa pasta de berenjena, y el exquisito queso saganaki (saganaki tyrí), que se trata de queso kefalotyri frito aderezado con limón. Para acompañar, pide un vino de retsina (resina) bien frío.
Si viajas con familia. Aprovecha para conocer la pascua griega, celebrada en todo el país con pasión y con ancestrales tradiciones como la de arrojar grandes vasijas desde los balcones de Corfú, el cielo nocturno adornado con cientos de globos iluminados de Leonidio, o la saitopólemos o guerra de pólvora de Kalamata.
No te puedes perder. Una velada en un Koutouki de Atenas. Las koutoukia son pequeñas tabernas donde se pueden degustar exquisitas mezedes en un ambiente informal y relajado al son de la música rebétika, una especia de blues al estilo griego.
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