27 de febrero de 2021

Llevando ayuda “Mano a mano” durante el confinamiento

Pilar y Virginia, Mano a Mano

Somos Pilar y Virginia. Colaboramos desde hace más de 15 años y 9 respectivamente con Mano a Mano, la ONG de los empleados de Iberia. Nunca antes nos podíamos haber imaginado que ayudar fuera tan sumamente gratificante; cada envío de ayuda tiene una carga emocional brutal detrás, pero en estos tiempos de pandemia, ha sido casi más emocionante si cabe.

Virginia, si te parece, empiezo yo. Y voy a hacerlo por el principio. Antes de pertenecer a Mano a Mano así, de forma tan activa, yo ya conocía la ONG. Era TCP (tripulante de cabina de pasajeros) de Iberia y en los vuelos de largo radio llevaba siempre que podía alguna cosa en mi maleta para ayudar un poquitito a esas personas que tenían necesidades en los países a los que volábamos, y aprovechaba para visitar proyectos y conocer de primera mano sus necesidades. Y cuando me jubilé no tuve dudas: Mano a Mano seguiría siendo mi vida.

Al principio éramos una ONG familiar, de amigos, y poco a poco se ha convertido en una ONG más grande, de Utilidad Pública. Durante todos estos años hemos llevado toneladas de ayuda a países que habían sufrido catástrofes naturales, hemos financiado la construcción de escuelas, llevado potabilizadoras a poblados indígenas o traído a España a niños con enfermedades raras para ser operados aquí.

Pero en marzo del año pasado todo cambió. Se paró el mundo; aunque nosotros no.

El día que se decretó el estado de alarma y el confinamiento, justo estábamos recolectando un cargamento con material sanitario para varios proyectos y se nos ocurrió contactar con el Hospital Gregorio Marañón por si lo querían Todavía se me pone la carne de gallina, pues nos dijeron que estarían más que agradecidos si les mandábamos ese material. Así que dicho y hecho; les llevamos 2.000 batas de protección contra agentes infecciosos -las mejores que habían tenido nunca, según nos dijeron :)-, y otras 5.000 batas normales, de las que se usan en el servicio médico. Pero no eran suficientes; necesitaban más. Todavía se me inundan los ojos al recordarlo. en esos momentos nadie tenía información y estaban escasos de todo tipo de materiales de protección.

 

Llevando las batas contra agentes infecciosos al Hospital
Gregorio Marañón

Una parte importante de la ayuda la llevaban nuestros voluntarios, en su mayoría jubilados como nosotras, por tanto, personas de riesgo, pero eso era totalmente secundario para nosotros; queríamos ayudar como fuera.

Paralelamente se pusieron en contacto con nosotros la Asociación Foro Madrid Cargo. Todos queríamos poner nuestro granito de arena, así que juntos nos organizamos para recaudar fondos y vivimos de primera mano el mercado chino, ya que allí era donde tenían el material sanitario que necesitábamos.

Todo esto confinados, reuniéndonos cada día varias veces por Zoom, cada uno en su casa y con sus circunstancias personales. Yo en Valencia, en el campo, con mi madre de 90 años, una verdadera superviviente. Otro se conectó un par de días desde el hospital, pues justo acababa de nacer su hijo…

Cada uno nos encargábamos de una cosa; la coordinación era total. Uno compraba el material, otro se encargaba de la gestión del aduanaje, otro de la distribución…

Además, cada día, a las 19h. hablaba con Cáritas Española para ver en qué lugares era más necesaria esta ayuda.

El caso es que pudimos conseguir 12.000 guantes, 16.000 mascarillas, 1.000 batas, 600 pantallas faciales y 400 termómetros de distancia que se llevaron a diferentes centros asistenciales de todo el territorio español. Y se destinó también a becas comedor.

Nosotras junto al presidente de Cáritas en la entrega de los
termómetros

También estuvimos en contacto permanente con Remar para poder entregar comidas a los que peor lo estaban pasando.

Virginia también era TCP cuando conoció Mano a Mano, y cuando se jubiló decidió buscar “una manera productiva y altruista de pasar el tiempo”.

Sí, y ya llevo 9 años unida a Mano a Mano. Como TCP fui muy feliz, pero la satisfacción de ayudar a los que más lo necesitan no tiene comparación.

Y como dice Pilar, en esta pandemia nos hemos reinventado para seguir con ello, seguir ayudando.

Una de las formas más exitosas que tenemos de recaudar fondos son los mercadillos solidarios, pero este año, con las restricciones, ha sido un poco más complicado. Aun así, lo hemos hecho, al aire libre y con todas las medidas de seguridad – distancia, mascarillas, todos los productos embalados y por separado (vajilla, edredones y neceseres de Iberia; objetos perdidos en los trenes de Renfe; bisutería…).

A pesar de las condiciones y el frío que hacía – celebramos el mercadillo en diciembre, unos días antes de que llegara Filomena-, estamos muy contentos con el resultado. Entre lo que vendimos allí y las donaciones anónimas realizadas online, hemos conseguido el dinero suficiente para nuestro objetivo de este año, poder comprar un horno biológico comunitario para que puedan cocinar en un poblado en la provincia de Larache.

Nuestra misión continúa, así que si quieres colaborar estaremos encantadas de que entres en nuestra web, ongmanoamano.com, y nos conozcas un poco más.

Muchas gracias y hasta pronto.